Obstetricia MaterCare | Viernes 26 de Junio de 2020
Primeros sintomos en la mujer.
Durante el embarazo la mujer experimenta muchos síntomas como producto de los cambios en el cuerpo, ya sea por las variaciones anatómicas o por los cambios hormonales.
El primer síntoma suele ser la ausencia de menstruación, que puede ser el único o estar asociado a cambios físicos y psíquicos. Esto es en general lo que motiva a realizar el test de embarazo.
Muchos síntomas suelen ser similares a los que se sienten previo a la menstruación, por eso muchas mujeres no se dan cuenta hasta que no aparece la falta de menstruación. La aparición de los síntomas típicos de embarazo puede variar de una mujer a otra.
Uno de los síntomas que puede aparecer en las primeras semanas, más frecuente de los que nos imaginamos, es el sangrado vaginal, conocido como perdida de implantación. Este sangrado suele ser escaso, marrón o rosado, generalmente no se acompaña de dolor y dura pocos días. El óvulo, una vez fecundado, en la trompa de Falopio, por el espermatozoide, comienza su desarrollo y migración hasta la cavidad uterina para implantarse en el endometrio y dar inicio a un embarazo. La implantación permite al embrión recibir oxígeno y nutrientes, x parte de la madre. Durante este proceso de implantación, se invade el endometrio y rompe sus vasos sanguíneos. La rotura de estos pequeños vasos del endometrio hace que se produzca este sangrado. Aunque estás pequeñas pérdidas son normalmente causadas por el desarrollo fisiológico normal del embarazo y no suponen riesgo para el embarazo, existen ocasiones en las que el sangrado puede ser de otra causa, por eso siempre es importante consultar.
Un síntoma muy frecuente, sobretodo en el primer trimestre, son los cambios en las mamas. Suele notarse aumento del tamaño, aumento de la sensibilidad de las mismas, oscurecimiento del pezón y aumento de su tamaño. También empezarán a distinguirse en la areola unos pequeños nódulos o granitos llamados tubérculos de Montgomery. Todos estos síntomas están relacionados con los cambios hormonales que preparan las mamas para la futura lactancia.
Otro síntoma bastante característico sobretodo del primer trimestre, son las náuseas y vómitos. Se cree que la causa es un rápido aumento de los niveles de la hormona gonadotropina coriónica humana (HCG), secretada por la placenta. Se dan más frecuentemente x la mañana. Suele mejorar una vez que se entra en el tercer mes de embarazo (aprox 16-18 semana). En un 40% de los casos las molestias se prolongan, y en otras ocasiones pueden volver durante el tercer trimestre o durar todo el embarazo.
Las consecuencias maternas pueden ser la pérdida de peso, alteración del equilibrio hidroelectrolítico (disminución del potasio), deshidratación, y desequilibrios nutricionales, pero no suele afectar la salud fetal, aunque hay algunos casos reportados de bajo peso al nacer, en cuadros graves. El trastorno puede empeorar en caso de estrés o ansiedad durante la gestación. También puede ser de mayor intensidad cuando hay niveles más altos de HCG (por ejemplo, embarazos gemelares).
Para el tratamiento se suele indicar:
También puede observarse una mayor sensibilidad olfativa, aumento del apetito, deseos alimenticios que antes no tenía como aborrecimiento por algunos que antes adoraba. Otro síntoma muy frecuente es la acidez, que se siente como una quemazón que se extiende desde la parte de abajo del esternón hasta la zona inferior de la garganta. Sí bien, en general no reviste ninguna gravedad, es muy molesta. Esto se debe a los cambios hormonales y físicos. La progesterona, que relaja el músculo liso del útero, también relaja la válvula que separa el esófago del estómago, así los ácidos gástricos van del estómago al esófago, y esto da la sensación de quemazón en la garganta. La progesterona también disminuye las contracciones peristálticas del esófago y los intestinos, haciendo que la digestión sea más lenta. Por otro lado, a medida que crece el útero, ocupando casi toda la cavidad abdominal, horizontaliza el estómago y cambia la curvatura del estómago predisponiendo al reflujo. No vas a poder dejar de tenerlo pero con algunas medidas podes disminuir el malestar, como por ejemplo evitar las comidas y bebidas que aumentan el reflujo (bebidas con gas, el alcohol, la cafeína, el chocolate, los alimentos ácidos como los cítricos y jugos, el tomate, la mostaza y el vinagre, productos con menta y los alimentos picantes, muy condimentados, fritos o grasosos), evitar el tabaco, comer poquito cada poquitas horas y comer despacio, tomar mucha agua, comer dos o tres horas antes de irte a dormir y dormir con el tronco más elevado, lo que ayuda a que los ácidos gástricos permanezcan en su lugar y facilita la digestión.
Otro síntoma muy frecuente y que puede estar presente todo el embarazo es el aumento del flujo vaginal. Se produce por la mayor producción de hormonas y por la mayor cantidad de flujo sanguíneo hacia la zona vaginal. Puede ser: transparente o blanco, de mayor consistencia de lo normal y SIN OLOR. No es necesario hacer tratamiento, a menos que el flujo vaginal sea verde, aparezca feo olor, o picazón, o se inflame la vulva. En esos casos puedes ser necesario realizar tratamiento. Consulta con tu obstetra para evaluar qué tipo de tratamiento realizar.
Es muy habitual que la mujer embarazada se sienta más cansada y con falta de energía. Lo que antes hacía con total normalidad, ahora puede resultar agotador. También es normal sentir mucho sueño, ya que el cuerpo necesita descansar más frecuentemente.
Desde el inicio del embarazo hasta el final del mismo, es muy común que la embarazada sienta una mayor necesidad de orinar. Esto se debe a los cambios hormonales que reducen la capacidad de la vejiga para vaciarse completamente y, más adelante, el aumento de tamaño del feto que comprimirá la vejiga constantemente. Este aumento de las ganas de orinar hará que la mujer tenga que levantarse varias veces por la noche.
Al principio del embarazo, es muy frecuente que la mujer refiera que siente dolor en bajo vientre, similar a los que experimenta cuando se aproxima la menstruación. En general suele deberse a que el útero está apoyado sobre unos ligamentos (los ligamentos redondos). A medida que tu útero crece, los ligamentos se estiran y eso genera dolor. Estos dolores suelen aparecer en forma espontánea y calmar con el reposo. Pueden aparecer en uno o ambos lados del abdomen. Suele describirse como una puntada y si cambias de posición repentinamente x ejemplo al pararte de la cama, cuando toses o estornudas, aumenta notablemente. A veces estos dolores pueden aparecer luego de un día muy intenso. El dolor de los ligamentos dura poco, en general cede con el reposo o con la toma de un antiespasmódico. No se acompaña de sangrado.
Si los dolores no ceden después de unos minutos de reposo o tiene una gran intensidad, si se acompaña de sangrado, si el dolor se irradia a la espalda o se acompaña de otro síntoma tenés que consultar con el médico.
Entonces cuando sentís el dolor, sentate o acostate y relájate unos minutos. Descansar en una posición cómoda te debería hacer sentir mejor. Si el dolor aumenta cuando estás más activa, baja el ritmo para ver si eso te ayuda. Muchas veces puede ayudar usar la faja de maternidad. Da más firmeza y apoyo en la zona abdominal, mejorando los dolores de los ligamentos redondos.
Otro dolor bastante frecuente en el embrazo el dolor de espalda. Esto se debe a la nueva adaptación de la postura por el crecimiento del bebe. Mientras el útero crece, se van estirando los músculos abdominales, lo hace que cambie la postura y que tu espalda mantenga más peso. Esto lleva a adoptar distintas posturas para poder soportarlo, y a adoptar una nueva curvatura de la columna. A su vez el útero puede ejercer presión sobre el nervio ciático y causar aún más dolor. También son frecuentes los dolores musculares x el aumento de peso, y de las articulaciones, también x la acumulación de líquido en estas.
El dolor lumbar puede irradiarse x la cola, el muslo, la parte posterior de la pierna y del pie. Es más frecuentes en personas que sufrieron lumbalgias previas al embarazo, en la vida sedentaria, si padeces problemas de columna, en los embarazos gemelares y si pasas mucho tiempo sentada.
Con respecto al tratamiento suelen indicarse analgésicos (paracetamol), evitar el reposo prolongado o estar mucho tiempo parado, hacer ejercicios como yoga o pilates para fortalecer los músculos que dan apoyo a la espalda. Puede indicarse también complejos con vitamina B. También puede servir hacer ejercicios de estiramiento porque aumentan la flexibilidad de los músculos de la espalda y las piernas. Natación es también un ejercicio que fortalece los músculos del abdomen y la espalda, además de que en el agua no sentís presión sobre las articulaciones. Caminar es otra alternativa de bajo impacto que puede tomarse como rutina.
Intentar usar zapatos cómodos sin tacó o que no superen los tres o cuatro centímetros. No levantar cosas pesadas y procura al agacharte doblar las rodillas.
Y como no olvidarnos de los famosos calambres. Los calambres durante el embarazo son muy frecuentes. Aproximadamente la mitad de todas las mujeres embarazadas lo experimentan en algún momento de su embarazo. Son más frecuentes en los miembros inferiores, especialmente en los gemelos.
Que es un calambre? es una contracción involuntaria de un músculo o grupo de músculos. Ocurre de repente, dura unos pocos segundos y aparece lo sobre todo por la noche. Durante el embarazo puede ocurrir en cualquier músculo o grupo muscular, pero sobre todo más comúnmente en las piernas. Se siente como un dolor agudo de comienzo súbito. Los calambres están asociados principalmente por cambio en el flujo sanguíneo o la circulación, a favor del útero. También puede asociarse a falta de estiramiento antes de hacer ejercicio, a la compresión de un nervio y a la falta de minerales (potasio, calcio o magnesio).
Que podemos hacer para prevenir o reducir la probabilidad de sufrir calambres: tomar mucha agua y líquidos para mantenerse hidratada, estirar los músculos antes de hacer ejercicio y luego de estos, comer comidas bien balanceadas para tener los nutrientes y minerales que necesita, tomar las vitaminas prenatales que tienen calcio, potasio y magnesio, aumentar el consumo de alimentos ricos en potasio, como el kiwi, banaba o melón. Los suplementos de magnesio ayudan a evitar que se repitan los calambres. En el momento del calambre: masajear el músculo para aliviar el dolor, estirarlo. Muchas veces solo estar parado ayuda a que el calambre desaparezca. Se puede poner calor local o hielo para aliviar el dolor.
Es muy frecuente que las embarazadas noten un cambio en su habito intestinal, sobre todo constipación. El aumento de progesterona enlentece la actividad del intestino, que disminuye el peristaltismo, generando no solo estreñimiento sino también gases. Este problema puede empeorar a medida que avanza el embarazo, debido a la presión que ejerce el útero sobre el recto. Se recomienda dieta rica en fibras, abundante líquido vía oral, ejercicio físico regularidad. En algunos casos se puede suspender unos días las vitaminas y el hierro que pueden aumentar la constipación. Otra opción para ayudar a evacuar puede ser usar vaselina líquida con comidas o usar ablandadores de materia fecal.
Otra molestia muy frecuente en el embarazo es la aparición de hemorroides. Estas son más frecuentes en el tercer trimestre, o luego del parto. Las hemorroides son dilataciones en las venas de la zona del recto. Esta dilatación esta favorecida por el peso del embarazo, sumado a la constipación. Suelen desaparecer solas, pero pueden ser muy molestas durante el periodo de gestación. Se recomienda tratamiento con cremas locales y, en algunos casos, se puede utilizar fármacos venotonicos. A su vez se sugiere disminuir el estreñimiento que puede ser tanto la causa como el agravante de las hemorroides evita las comidas picantes y muy sazonada.
Un síntoma que suelen referir las embarazadas muy frecuentemente, sobre todo en el último trimestre, son las palpitaciones y la taquicardia. Esto se debe a que la placenta aumenta la demanda de flujo sanguíneo para asegurar una buena alimentación y aporte nutricional al feto. Esto, consecuentemente, aumenta el trabajo cardíaco que hace el corazón, ya que el volumen de sangre circulante en la madre puede aumentar hasta un 50% de su volumen habitual. Esto a su vez también podría ser la causa, sumado al aumento de los estrógenos, del edema en los miembros inferiores. En general se sugiere tomarse la presión arterial, consumir abundante agua, dormir con las piernas en alto y evitar estar mucho tiempo parado.
No debemos dejar de lado los cambios emocionales en el embarazo. Las alteraciones hormonales pueden puede influir en el estado de ánimo, por lo que es habitual tener un aumento de su sensibilidad e irritabilidad, así como cambios de humor repentinos. Las hormonas afectan a los niveles de neurotransmisores, que son los “mensajeros” del cerebro, encargados de regular el estado de ánimo.
El estrógeno en exceso puede causar tensión y ansiedad y la progesterona puede causar trastornos del estado de ánimo como depresión.
Es muy frecuente que el estado de ánimo de la embarazada cambie de forma inesperada y sin aparente justificación. Alegría, tristeza, ansiedad, tranquilidad, etc. No hay evidencias científicas de que el estado anímico afecte de alguna manera clara al bebé .
Es muy común tener miedos, fantasías, anhelos y ansiedades respecto al embarazo y al bebé. Van a necesitar más comprensión, afecto, tolerancia y protección de tus familiares, tu pareja, amigos y del médico. A su vez también podría ayudar hacer yoga, ejercicios de relajación, meditaciones, actividades recreativas, etc.
Médica especialista en obstetricia y ginecología. Madre, apasionada de acompañar a otras mamas en el embarazo y el puerperio.